martes, 24 de abril de 2012

Por primera vez en mi vida estoy tomando las decisiones por mí, por mi felicidad, por mi paz, por mi bienestar. El otro día mi mejor amiga me dijo: eso que me estás contando es crecer. No se si será cierto, pero si lo es: me encanta.
Todos los días me levanto y elijo ser feliz, elijo vivir cada día llenándolo de cosas que valga la redundancia, me llenen. Estoy viviendo un presente que me hace dar cuenta de que todo el pasado vivido valió la pena, que todo el sufrimiento de mis cortos 16 años me llevó a ser la niñamujer fuerte que soy hoy con casi 20. Hoy puedo decir que no a aquellas cosas que se que me lastiman, aunque me muera de ganas por hacerlas. Hoy puedo respetarme y hacerme respetar. Yo no quiero repetir la historia, no quiero un "hoy te quiero, mañana no", no quiero un "estoy borracho y te extraño, estoy sobrio si te he visto no me acuerdo". Por el amor que nos tuve y tengo, decido abrirme a un lado para protegernos y evitarnos una herida que, por experiencia propia, es difícil de curar. Yo ya lo viví, no se lo deseo a nadie (menos a vos). 
No se, me siento en paz y en un estado de disfrute constante. Disfruto lo que vivo, lo que tengo; todo lo demás no tendrá que ser si no es o será en otro momento.
Quizás Marian tenga razón, estamos creciendo... y me acuerdo que unos años atrás no quería saber nada con crecer, hoy lo estoy disfrutando. 
Este crecimiento implicó muchas cosas y trajo como consecuencia muchas otras; algunas más felices que otras pero todas las encaro de la mejor manera posible, con la frente en alto y una sonrisa en la cara. De todos los tropezones, hoy aprendo. De todos las lágrimas, hoy aprendo. De todos los gestos, sonrisas, abrazos, peleas, mal entendidos, hoy aprendo. Creo que de eso se trata la vida, de aprender de cada cosa que nos pasa y así ir llenando nuestra mente, alma y corazón de herramientas para vivir felices en este mundo tan enroscado que nos tocó. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario